Muchas veces nos cuesta confiar en los demás, muchas veces somos recelosos y andamos precavidos cuidando y cuidándonos de las supuestas malas intenciones de los otros. Esto, nos trae en vilo constante y nos dificulta las relaciones del diario vivir. Ya sea por sucesos que ocurrieron en el pasado o por otro tipo de circunstancias, está claro que uno en ese estado no puede disfrutar ni estar en paz, cosa tan esencial y necesaria para el ser humano.
 
Te invito a que cierres los ojos e imagines por unos instantes cómo sería tu vida si pudieras confiar en los demás…
 
¿Y bien? Sin comparación, ¿verdad?
 
Como ya sabemos, lo que vemos fuera no es más que un reflejo de lo que tenemos dentro y de la relación más importante de nuestra vida: la que tenemos con nosotros mismos. Si quieres cambiar esa desconfianza por una confianza total y absoluta y contribuir a crear un mundo mucho más humano y feliz, te sugiero que explores esa relación tan importante.
 
La desconfianza hacia los demás se basa en la DESCONFIANZA en mayúsculas que tienes hacia ti mismo. No confías en ti, por lo tanto, ¿Cómo vas a confiar en los demás? O solo confías en ti a medias y por lo tanto confías en aquellas personas que reflejan un aspecto de ti en el que confías…
 
Cuando comienzas a confiar en ti mismo, dando crédito a aquello que sientes y piensas y empiezas a tomarte en serio, entonces la confianza en los demás llega de forma natural y no como algo forzado que hay que ganarse o conseguir.
 
 
Y, ¿Sabes qué es lo más importante? … que sin confianza en ti mismo, tampoco puedes confiar en la vida, que es otro reflejo de quien tú eres. La confianza en la vida y sus procesos es una de las actitudes que más paz puede aportarte.
 
¡Confía en ti mismo!Pero de una forma profunda y genuina que haga vibrar todas las células de tu cuerpo y entonces…
 
Por fin puedes reposar en los brazos de las fuerzas del orden natural.