La vida desde la polarización y cómo superarla

Hoy me gustaría hablarte de emociones o de la ausencia de ellas. Todos, a lo largo del ciclo vital, experimentamos momentos en lo que nos sentimos como en una montaña rusa emocional y en otros parece que tuviéramos un corazón de hielo. En muchas ocasiones, esta forma de vivir las emociones nos viene dada de serie, ya sea por nuestro temperamento o por nuestra educación (además de todo lo que ocurrió en la fase prenatal y en el nacimiento). Sin embargo, eso no quiere decir que sea para siempre, sino que es algo que debemos esforzarnos en trascender y modificar, partiendo siempre de la base de la aceptación de como uno es.

Independientemente, estos períodos pueden haber sido provocados por acontecimientos dolorosos en nuestra vida y, en función de cual sea la respuesta que hemos aprendido y desarrollado más a menudo, así será nuestra reacción emocional. A su vez, lo que es claro, es que una cronicidad en el tiempo de esta forma de afrontar la vida puede ser perniciosa para la salud física, mental y, claramente, emocional.

A pesar de todo, existen soluciones. Te invito a que te observes cuando no te cuidas y tomes nota de tu estado emocional; así mismo, prueba a cuidarte durante cierto tiempo y anota tu estado emocional. Observarás que la ausencia de bienestar emocional está fundada muchas veces en una ausencia de autocuidados y de autoatenciones que, debido a esta carencia básica, solemos proyectar en los demás, generando así expectativas dolorosas y tensión en nuestras relaciones cuando no se nos da lo que necesitamos y nosotros mismos podríamos darnos. Recuerda que todo lo que te das a ti mismo, es lo único que te pueden dar los demás; así que si detectas que alguien no te está haciendo bien o no te aporta lo que necesitas, revisa si tú te estás ofreciendo aquello que tanto anhelas.

La realidad es que hasta que no aprendamos a amarnos y respetarnos al 100%, nuestras relaciones seguirán siendo dolorosas y decepcionantes. Asimismo, nuestro mundo emocional será oscilante o frío, negándonos a nosotros mismos la posibilidad de experimentar la dicha de vivir. Recuerda que los adultos somos como bebés grandes con capacidad de reprimir nuestros sentimientos, pero el mecanismo para hacernos estar bien es el mismo que cuando éramos bebés: cuidados y atenciones. Los bebés grandes necesitamos tiempo, cariño y cuidados para abrir nuestro corazón y ser felices.

Elige ir más allá de la anestesia emocional o de la montaña rusa sencillamente cuidándote a ti mismo/a, escogiendo ser la prioridad de tu vida y dejando de proyectar en los demás tu desdicha. Así también podrás decidir mejor y darte cuenta de qué es lo que realmente deseas crear en tu vida, aumentando tu nivel de felicidad a cotas nunca antes imaginadas.

Me encantaría poder acompañarte en este proceso para que aprendas una rutina de autocuidado 100% efectiva que te ayude a conocerte a ti mismo/a, a conocer tus límites y tus estados emocionales y que te apoye cuando más lo necesites. Solo tú eres tu mayor sostén. Hazte cargo de eso y verás cómo tu vida cambia.

“Volviendo a Tu Centro” es mi comunidad para el bienestar emocional donde podrás aprender todo esto y mucho más.

Comunidad Volviendo a Tu Centro

 

Asimismo, si hay alguna emoción específica que te tiene atrapado/a, te animo a que pruebes las sesiones de liberación emocional.

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Con amor,
Patricia.