Cuando estamos atravesando una etapa de crisis vital en cualquier área de nuestra vida, es común que nos aferremos a la idea de que algo o alguien tiene que venir a salvarnos para salir de nuestra situación; “el hombre ideal que venga a sacarme de esta mala relación que tengo”, “el trabajo que me hará feliz”, “la cantidad de dinero que me ayudará a realizar tal cosa”, incluso “el terapeuta que me quitará la ansiedad o la depresión”.
Pero desgraciadamente, cualquier proceso de sanación que emprendamos desde la energía de “me tienen que salvar”, nos despoja de la mayor fuerza que tenemos en estos momentos: nuestro propio poder de sanar y, al mismo tiempo, nos aleja de la sanación en sí, pues en el hecho mismo de retomar nuestro poder es donde se aloja la sanación en sí misma.
La realidad es que puedes recurrir desesperadamente a todos los remedios y terapias que quieras para sacarte tu mal, pero nadie puede salvarte, nadie puede hacerte salir de tu situación. Sólo tú puedes. Y eso querido/a, ¡Es una gran noticia!
Las herramientas, las terapias, los terapeutas, estamos aquí para guiarte en este proceso pero no podemos ni queremos arrebatarte tu mayor fortaleza.
La mayoría de los problemas que tenemos ocurren porque nos separamos de la verdad de quienes somos: seres poderosos, capaces e ilimitados y nos creemos la mentira de que somos víctimas de nuestras circunstancias.
Y entonces te sientes mal. Y la verdad, es que sentirte mal es lo mejor que te puede ocurrir en este momento; es el mensaje que te envía tu Ser de que te has alejado de tu verdad, de tu poder y te has creído la ilusión. Sabiendo esto, solo pregúntate una cosa de aquí en adelante ¿En qué momento he creído que no puedo, que no tengo solución, que no voy a mejorar?
Tú tienes el poder de cambiar tus hábitos de pensamiento y patrones mentales y, así, cambiar tu estado de ánimo que, a su vez, cambiará las acciones que emprendas en tu día a día, llevándote a situaciones, personas, lugares y experiencias diferentes. ¿Te das cuenta del poder que tienes? Puedes literalmente, crear una vida radicalmente diferente, si lo deseas, pero para eso, es necesario renunciar a la mentira, a las excusas que nos mantienen estancados en nuestra miseria: “no puedo”, “no lo puedo cambiar”, “hasta que la situación no cambie yo no puedo mejorar”… Y tantas otras. Es decir, renunciar a la idea de que eres víctima de ti mismo/a y de las circunstancias de tu vida.
Aunque ahora no creas en ti, aunque te cueste ver la luz al final del túnel, aunque tu situación parezca sin salida, SIEMPRE, siempre hay una salida para quien mira desde los ojos del ser ilimitado que es. Y, por supuesto, siempre puedes pedir ayuda, pero hazlo para recibir guía y liderar tu propio proceso renunciando a la ilusión de ser salvado/a.
Quizás, en este momento, no sabes exactamente cómo hacerlo, pero no saber no es lo mismo que no poder; si no sabes, puedes aprender.
Tú no eres una víctima. Eres mucho más que eso. Recuerda quién eres.
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Con amor,
Patricia.
Artículo publicado en la Revista Madre Tierra. Descubre más sobre esta publicación gratuita e independiente en instagram: @madretierra.publicación
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