Sobre el conflicto y lo positivo que es para tu vida

Al contrario de lo que habitualmente se suele pensar, el conflicto y las discusiones, estigmatizadas a lo largo de los tiempos por el revuelo y el malestar al que están asociadas, pueden llegar a ser una fuente inagotable de claridad, sinceridad y limpieza.

Clásicamente se nos ha enseñado a evitar las discusiones, ya sea con la pareja, los amigos o los familiares, cuidándonos de callar escrupulósamente nuestras emociones y pensamientos. Y así, vamos cosechando páginas, y libros y tomos de lo que en un principio era una simple oración. La realidad es que cuando te callas algo comienzas a acumularlo y a multiplicarlo en tu interior, complicando lo que podría haber sido simple.

Y así es como te envenenas y tiñes tus relaciones de falsedad y engaño; lo que era un espacio seguro de intimidad, se ha convertido en una mentira con patas, otro lugar en el que ponerte la vieja máscara.

Hemos aprendido a temer el conflicto porque en un principio nos puede hacer sentir mal; puede generar inquietud y, sobre todo, el desenlace de lo inevitable: la verdad verdadera de cómo estás, qué sientes y la visión de lo que ya es viejo y desechable en tu vida.

En el fondo, no tememos el malestar momentáneo. Lo que más tememos es ver ante nuestros ojos nuestras propias limitaciones, nuestras sombras, aquello que está aún por integrar y aquello que es necesario dejar partir. En relación a esto, se sabe que una discusión bien empezada y bien finalizada no deja piedra sobre piedra, siempre y cuando haya autoconciencia y autoobservación y estemos dispuestos a ver la profunidad del asunto, dejando los reproches atrás: ¿qué te mueve a ti emocinalmente?, ¿cuál es el patrón profundo que ha generado esta situación, así como tus reacciones?, ¿Qué temes dejar ir?, ¿Estás siendo honesto/a contigo mismo/a? Y un largo etcétera.

No te voy a decir que evites las discusiones, sino todo lo contrario, HABLA, comunícate, desde el corazón o desde las tripas, y permite que aflore la verdad enterrada. Te mereces toda la claridad del mundo y te mereces limpiar los viejos fantasmas, patrones y creencias que hacen de tus relaciones un calvario y solo poniéndolo luz, es decir, permitiendo que lo que estaba oculto emerja, es posible. Ábrete a la magia de la verdad y así, descubrirás el amor en todo lo que acontece.

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