No sé si te habrá pasado alguna vez que hay momentos en tu vida que se repiten una y otra vez. Un mismo tipo de circunstancia, un mismo tipo de persona e incluso un mismo tipo de frase… Conocí una vez a una persona que repitió una circunstancia hasta nueve veces!! Si lo que repetimos fuera agradable… Pero piensa en lo desagradable, como por ejemplo encontrarnos siempre con el mismo tipo de pareja o con las mismas circunstancias dentro de ella. ¿Imaginas cuánto sufrimiento a lo largo de los años?

Aquí solo cabe preguntarse: ¿Por qué? Muchos dirán que es la mala -o la buena- suerte… La frase que sin duda nos avoca a un nuevo fracaso, pues al echar la culpa fuera nos desempoderamos y nos volvemos seres infelices a la deriva, con un destino incierto.

Lo que queda claro es que TODOS repetimos alguna vez en nuestra vida un determinado tipo de patrón. Porque sí. A eso le llamo patrón. Desde el punto de vista de ser un humano adulto responsable de su propia vida -y responsable no quiere decir ni más ni menos que entender que todo lo que ocurre en tu vida es producto de ti mismo y de nadie más-, considero que empoderarnos, tomar las riendas de nuestra vida y de nuestro bienestar pasa por reconocer que estamos creando y recreando la misma idéntica situación una y otra vez.

¿Y cuál es la medicina para esto? En primer lugar la Paciencia. En segundo lugar, la introspección y el autoestudio más dedicado para averiguar el por qué y el para qué. Usualmente, en las repeticiones se encuentran lecciones no aprendidas o no asimiladas correctamente. Así pues, pregúntate: ¿De qué forma nueva y diferente puedo afrontar esta situación?, ¿Cómo puedo hacer esto mejor que nunca antes?, ¿Qué aprendizaje oculto sobre mí mismo hay detrás de todos esto?, ¿Qué tiene el otro que no me gusta?, ¿Tengo yo eso mismo en otra circunstancia de mi vida?…

A quien pregunta se le responde SIEMPRE. Si no consigues ir más allá tú solo, te recomiendo que pidas ayuda y te pido por favor que no desperdicies tus preciosos años de vida enfrascado en lo mismo una y otra vez.

Con amor,

Patricia.